En esta entrevista, conversamos con el astronauta José Hernández, quien habla sobre una trayectoria que lo llevó desde los campos de cultivo hasta la Estación Espacial Internacional. Descubre la metodología que utilizó para gestionar el rechazo, cómo su trabajo derivó en avances para la medicina moderna y por qué está convencido de que la perseverancia es un componente esencial para alcanzar metas ambiciosas.
Muchos ubican a José Hernández por la película de Amazon Prime, A Million Miles Away, pero él mismo confiesa un dato curioso sobre la producción: tuvieron que "bajarle la intensidad" a la película porque la realidad de su vida fue tan dura que los productores temían que la audiencia no la creyera. En este episodio de 18 Minutos, José nos cuenta esa realidad sin filtros.
Su historia trasciende la exploración espacial; funciona como una clase magistral sobre cómo la planificación estratégica y la resiliencia pueden ayudar a superar barreras que parecen infranqueables.
No te pierdas la charla completa: Mira aquí la entrevista en video con el astronauta José Hernández en nuestro canal de YouTube.
Del campo al espacio: El origen de una mentalidad inquebrantable
La infancia de José seguía un patrón migratorio difícil: su familia realizaba una jornada anual de tres paradas en California siguiendo las cosechas, para luego regresar a Michoacán durante tres meses, lo que implicaba cambiar de escuela continuamente. Para no perder el año escolar durante su estancia en México, su madre tenía una regla inquebrantable: pedir a los maestros tres meses de tarea por adelantado. José debía completarla de lunes a viernes, mientras sus primos salían a jugar a la calle.
Todo cambió cuando José cursaba segundo grado. Al avisar que se irían nuevamente, su maestra se mostró muy frustrada; tanto, que fue personalmente a su casa y convenció a sus papás de que se quedaran en un solo lugar. A partir de entonces, dejaron de moverse siguiendo la cosecha y sus viajes a México se redujeron a tres semanas de vacaciones, lo que finalmente le permitió dominar el inglés y estabilizar sus estudios.
Con esa base firme, el sueño floreció a sus 10 años. En diciembre de 1972, viendo en la televisión la misión Apolo 17 y al astronauta Gene Cernan, José salió al patio, miró la Luna y se dijo: "Eso es lo que yo quiero, yo de aquí soy".
Tener un sueño fue el primer paso, pero lo que realmente diferencia a José es la metodología práctica que aplicó para materializarlo.
La receta de 5 ingredientes para lograr una meta "imposible"
Al compartir su aspiración con su padre, este le dio una receta de cinco ingredientes básicos que José adoptó como su plan para triunfar en la vida:
- Define tu propósito: Ten claridad sobre qué quieres ser o lograr en la vida.
- Reconoce tu distancia: Sé honesto y realista sobre qué tan lejos te encuentras actualmente de esa meta.
- Crea una ruta: Diseña un mapa detallado que te guíe desde tu punto actual hasta tu objetivo.
- Prepárate: La educación y el entrenamiento deben ser proporcionales a la magnitud del reto que escogiste.
- Esfuerzo constante: Aplica la misma ética de trabajo que usas en el campo a tus libros y a tu profesión.
A estos cinco elementos, José le añade un sexto ingrediente personal indispensable: Nunca darse por vencido.
Gestión del rechazo: Cómo convertir un "No" en ventaja competitiva
Uno de los aspectos más notables de la historia de José es la resistencia ante la frustración: la NASA lo rechazó 11 veces a lo largo de 16 años. Lejos de rendirse, José utilizó una estrategia empresarial conocida como "análisis de brechas" (gap analysis).
En lugar de simplemente volver a aplicar con la misma información, se comparó con los candidatos seleccionados para identificar qué habilidades le faltaban. Al notar las diferencias, invirtió en sí mismo para cerrar esas brechas:
- Vio que la mayoría eran pilotos, así que aprendió a pilotear.
- Notó que tenían certificación de buceo, así que se certificó también.
- Vio que colaboraban con Rusia, así que aprendió el idioma ruso.
Su lección es clara: Tu Plan B debe fortalecer a tu Plan A. Mientras intentaba ser astronauta, José construyó una carrera exitosa como ingeniero, así que si nunca hubiera llegado al espacio aún habría tenido una vida profesional plena, porque disfrutó el camino.
Innovación inesperada: Una solución en busca de un problema
Ese desarrollo profesional lo llevó a trabajar en un laboratorio gubernamental desarrollando láseres de rayos X para un sistema de defensa, proyecto que se canceló tras la caída de la Unión Soviética.
Mientras la mayoría de sus colegas buscaba nuevos rumbos tras la cancelación del proyecto, José convenció a un compañero de permanecer en el laboratorio. Se acercó a su jefe con la honesta convicción de que la tecnología que habían desarrollado poseía una utilidad valiosa para otras áreas, aunque en ese momento desconociera la aplicación exacta. Su superior coincidió plenamente con esa visión, reconociendo que tenían en sus manos una respuesta que solo necesitaba encontrar la pregunta correcta.
Esa incógnita se despejó cuando descubrieron que su desarrollo era la pieza clave para diseñar el primer sistema de mastografía digital de campo entero. Esta adaptación tecnológica demostró ser fundamental para identificar el cáncer de mama en fases más tempranas que las radiografías tradicionales, un avance que ha contribuido a salvar millones de vidas desde 1998.
¿Qué sigue después del éxito?
A menudo pensamos que ser aceptado en la NASA es la meta final, pero José revela que al llegar les dijeron claramente: "No son astronautas, son candidatos". Durante dos años, tuvo que validar su permanencia mediante un entrenamiento riguroso que incluía:
- Estudio intensivo: Estudiar una docena de libros de posgrado.
- Entrenamiento de vuelo: Aprender a pilotear jets, no avionetas.
- Sistemas complejos: Operar el brazo robótico a ciegas y conocer a fondo la Estación Espacial Internacional.
- Supervivencia: Prácticas de caminata espacial en una piscina de 40 pies de profundidad.
- Evaluación constante: Exámenes orales y escritos cada viernes determinantes para su permanencia.
El Efecto Perspectiva: "Ahí abajo somos solo uno"
Finalmente, tras superar todo el entrenamiento y llegar al espacio, José vivió un cambio de perspectiva radical. Volando sobre Norteamérica, vio Canadá, Estados Unidos y México, pero no pudo distinguir dónde terminaba uno y empezaba el otro.
"Tuve que salir de este mundo para darme cuenta de que ahí abajo somos solo uno", reflexiona. Esta visión de unidad sugiere que las fronteras son construcciones humanas y que, tanto en la exploración espacial como en los negocios, las barreras artificiales a menudo limitan nuestro potencial colaborativo.
3 Lecciones clave de José Hernández para tu equipo
Para cerrar, resumimos los aprendizajes que puedes aplicar hoy mismo en tu organización:
- Disfruta el camino: Si tu meta es alta, el proceso será largo. Asegúrate de que tu "plan de respaldo" sea una carrera que te apasione por sí misma.
- Inversión estratégica en ti mismo: No te limites a cumplir los requisitos básicos. Analiza a tu competencia y adquiere las habilidades extra que te diferencien.
- Rétate siempre: Después de la NASA, José se puso el reto de escribir libros, siempre hay que preguntarse qué sigue.
José Hernández es la prueba de que la tenacidad, cuando se combina con estrategia, puede superar al talento innato. Si quieres inspirar a tu organización con esta historia de éxito real y herramientas prácticas de resiliencia, Smart Speakers te conecta directamente con él.
Contrata a José Hernández aquí y lleva a tu equipo a alcanzar las estrellas.
