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Conferencista, presentadora y periodista, Adriana Eslava sufrió un atentado que le cambió la vida. Desde entonces, lleva el mensaje de que la Felicidad No Tiene Parches.
Adriana Eslava debutó como presentadora en el magazín 7:30 en 1990. Tiempo después, presentó con Félix de Bedout el noticiero NTC y se convirtió en la imagen de Quórum, el informativo del congreso a mediados de los años 90’s.
Desde que nació, Adriana Eslava estuvo rodeada de la fama al ser la hija de la exReina de reinas 1962, Olga Lucía Botero, y el torero Pepe Cáceres. Nunca le faltaron ofertas para ser modelo y reina, pero ella no parecía deslumbrarse por lo que parecía su destino obligado. Siempre creyó que “la fama hace bastante esquiva la felicidad”. Fue así como a sus 20 años, se convirtió en diseñadora de interiores y de jardines.
Sin embargo, tres años después, sufrió un atentado que le cambió la vida: dos sicarios, en una moto, le propiciaron 3 disparos y uno de ellos destruyó por completo su ojo derecho. Así descubrió lo que ella llama ‘su lado extraordinario’; descubrió que amar y aceptar su nueva condición le permitiría transformar realidades a su alrededor y otorgarle un real sentido a su vida.
Desde ese momento, Adriana Eslava usa un parche que le recuerda la fragilidad de la belleza física frente a la grandeza del alma. Aceptó entrar a los medios de comunicación con un único mensaje: “La vida es una decisión, adquirir una discapacidad no tiene por qué destruir una vida”. Actualmente, se dedica a la presentación de eventos, labor en la que ha ganado gran reconocimiento; y trabaja en un proyecto que pretende fusionar su experiencia profesional con toda su experiencia de vida.
